ESTUDIO BÍBLICO: EL ORIGEN DE NUESTRAS
ACCIONES
En una ocasión escuché estas palabras en una escena de una película que
veía que me parecieron muy interesantes: “Lo que haces es lo que te define”.
Aunque es una frase tomada de una película secular, no deja de ser cierto el
hecho de que en ocasiones nos topamos con personas que tienen una imagen
pública muy distinta a la imagen privada. A veces esa persona somos nosotros
mismos. Me pregunto con frecuencia: ¿Qué acciones son apropiadas (o
convenientes) para definir finalmente la base de mi carácter como servidor del
Padre Eterno?
El apóstol Pablo (Shaul) aconseja a los residentes en la ciudad de
Filipos a que mantengan una vida firme en el Señor. Que perseveren el EL a
través de la unidad, la obediencia, la gentileza, la tranquilidad, el apoyo y
la madurez espiritual. Veamos cómo Pablo les aconseja a mantener un carácter de
pureza espiritual.
Filipenses
4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si
hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Según
muestran los datos de algunos maestros, la carta a los Filipenses fue escrita
entre el año 50 y 60 después de Yeshua Ha Mashiach (Jesucristo). Probablemente
durante la misma temporada que fueron escritas las cartas a los Gálatas,
Tesalonicenses, Corintios, Colosenses, etc. Pablo no les está encomendando a
pensar acerca de lo que a ellos [Filipenses] les parezca más conveniente según
sus tiempos. Al contrario, le encomienda a ser compañeros con él en su Fe para
que a través de las experiencias de Pablo ellos [Filipenses] puedan vivir bajo
la Fe. Esto no tiene nada que ver con dejar de trabajar e irse a predicar si Dios no ha hecho tal orden a algún
individuo. O presionar tanto al cuerpo de creyentes para que hagan el trabajo
que TODOS debemos hacer pero pocos lo hacemos. El escritor D.A. Carson habla
acerca del contacto emocional y físico de la Fe que está contraria a las palabras de Pablo:
“Quisiera tres dólares de evangelio
solamente, por favor. Que no sea demasiado – sólo lo necesario para hacerme
feliz, pero no muy feliz que me quede adicto. No quiero tanto evangelio que me
quite el deseo de desear lo ajeno o tener lujuria. Por supuesto que no quiero
tanto que comience a amar a mis enemigos, celebre el auto-sacrificio, ni
contemple un servicio misionero en alguna cultura extraña. Deseo éxtasis; no arrepentimiento.
Deseo ser influyente, tener alcance; no ser transformado. Quisiera ser
gratificado, reconocido por gente amable, perdonadora, de mente abierta, pero
no deseo hacerlo para otros – especialmente si apestan. Deseo suficiente
evangelio para que mi familia esté segura y mis hijos se porten bien; pero no
demasiado que tenga que renunciar a mis ambiciones o que mis ofrendas sean un
poco más de lo usual. Quisiera tres dólares de evangelio solamente, por favor”.
Todos en cierta medida
conocemos quién fue Pablo y cómo el Señor lo transformó para ser un líder de la
congregación de los primeros años. Ciertamente, fueron muchos los
enfrentamientos entre Pablo y algunos fariseos (puesto que él mismo era fariseo
Fil. 3:5) en cuanto a las
tradiciones que se difundieron a través de todas las ciudades de Grecia y el
Medio Oriente. Contrario a algunas enseñanzas tradicionales, ni Pablo, ni
ninguno de los apóstoles renunciaron a la enseñanza ni instrucción de los
caminos del Padre. Más bien, recibieron a Yeshua (Jesús) como el Salvador, el
Mesías prometido a Israel y al mundo. Cuando Pablo está escribiendo a los
Filipenses (y a otras ciudades de Grecia), se enfrenta a una temporada en dónde
hay una mezcla de creencias acerca de Dios. Una temporada en dónde él debía
mostrar la pureza de un Salvador Judío a un pueblo generalmente griego. Y
mostrar al cuerpo de creyentes cómo vivir bajo los mandamientos del Señor sin
imitar las acciones de otros maestros. El apóstol Pablo hace un llamado (y
agradecimiento) a la congregación de los Filipenses a mantener lo enseñado por
él para que el Señor se mantenga con ellos: v.4:9
“Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.”
¿Cómo Pablo estaba tan seguro de que el Señor estaría con los Filipenses si hacían tal y cómo les había enseñado? Sencillamente, las enseñanzas de Pablo estaban fundamentadas en el mismo Yeshua (Jesús), quien se le reveló y transformó su vida por completo (en cuanto a la persecución de quienes mantenían la obediencia a la Palabra de Dios y habían recibido a Yeshua (Jesús) como el Mesías Salvador. ¿Qué exactamente era lo que gobernaba el carácter de Pablo y que éste recomienda a los Filipenses a mantener? Veamos cómo Pablo defiende su creencia en la Palabra del Señor:
Hechos 24:14-16: “Pero esto te confieso, que según el
Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo
todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; 15 teniendo
esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber
resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. 16 Y por esto procuro tener
siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. “
Filipenses
3:3-9 ” 3 Porque
nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. 4 Aunque yo tengo también de
qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne,
yo más: 5 circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de
la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 6 en
cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la
ley, irreprensible. 7 Pero cuantas cosas eran para mí ganancia,
las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y
ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y
lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 9 y ser hallado en
él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe
de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.”
Pablo predicó acerca de lo que conocía. Al recibir a Yeshua (Jesús), recibió también el Espíritu Santo, por ende, entró en el nuevo pacto con el Señor (Jeremías 31:33)(Deuteronomio 30:6)(Mateo 22:37).
No debemos utilizar la plataforma del evangelio de la
Salvación para nuestro propio interés (sea positivo o negativo). La carta a los
Filipenses muestra a un Pablo que promueve los intereses de Yeshua (Jesús) con
relación a la Salvación, no sus propios intereses. Hemos conocido a través de
las escrituras que muchos fueron reprendidos por Yeshua (Jesús) al tratar de
ser imponentes en cuanto a la ley rabínica y tradiciones, pero también a los
que no andaban bajo la justicia por la Fe (obediencia por amor) se les era
reprendido. La gracia de nuestro Señor ha estado con nosotros desde el
principio de los tiempos, no desde hace 2,000 años, si no desde antes. No es
vivir bajo la gracia el hecho de citar versículos bíblicos que justifiquen
nuestras acciones; vivir bajo la gracia es aprovechar cada momento de la vida
conociendo los caminos del Padre Eterno que están mostrados en Su Palabra. Es
conocerla para vivirla y luego enseñarla, no de la otra manera. El Espíritu
Santo no llenará nuestros labios de justicia y verdad si nuestras acciones no
son gobernadas por la justicia y verdad. Si no somos creyentes que vivimos y
anhelamos la Fe en la enseñanza de nuestro Señor, ¿Somos verdaderos creyentes
sólo deseamos obtener tres dólares de evangelio?
Que El Señor te Bendiga y te
Guarde.
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